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PARQUE NATURAL LOS ALCORNOCALES | ||
ARROYO DE SAN CARLOS DEL TIRADERO | ||
ESTE SENDERO SE CORRESPONDE CON EL NÚMERO 274 DE LA PUBLICACIÓN | ||
Tipo | Circular | |
Distancia | 2,6 Kms | |
Duración | 1 Hora | |
Dificultad | Baja |
Como llegar
Cómo llegar:
De la antigua carretera CA-7200 (Facinas-Los Barrios, hoy considerada pista forestal), a unos 8 km de la autovía A-381(Jerez de la Frontera-Los Barrios, salida 77), parte a nuestra izquierda un carril donde encontraremos el antiguo caserío de San Carlos del Tiradero o Tejas Verdes, punto de inicio del sendero.
Bosque de ribera, quejigal y bujeo son los tres ambientes que atraviesa este sendero. Asociados a cada uno de ellos, una extensa nómina de especies, vegetales y animales, encuentran refugio y alimento. Como árboles representativos de las distintas formaciones, podremos conocer de cerca el aliso, el quejigo y el acebuche. En los tres casos, proporcionaron aprovechamientos a los pobladores de estas tierras, que supieron explotarlas de manera que hoy sigue siendo posible pasear por ellas y disfrutar de todas sus riquezas.
El sendero se adentra en un magnífico bosque de galería, por el que discurre el arroyo del Tiradero, con agua todo el año. Además de fresnos, avellanillos, durillos o gargantas podremos ver el aliso, cuyas raíces aguantan las fuertes torrenteras. Las alisedas proporcionan sombra a una rica y variada vegetación entre la que destaca el helecho real, reconocible por sus grandes hojas (frontes), y las trepadoras que buscan la luz escalando por troncos y ramas humedecidos por el ambiente.
Poco a poco, se irá haciendo más presente el quejigo, árbol dominante en esta zona hasta constituir un quejigal, bosque excepcional que aprovecha las condiciones de humedad muy elevada, desplazando a otras especies como el alcornoque.
A la salida del quejigal, podremos ver los acebuches que crecen sobre zonas de bujeo o suelos ricos en arcilla y poco permeables, que se cuartean en verano y se encharcan en invierno.
En temporada de setas, después de las primeras lluvias otoñales, podremos encontrar numerosos ejemplares, no todos comestibles. Algunas de ellas, lamentablemente, pueden ser muy dañinas, por lo que resulta aconsejable degustarlas en el plato de algún restaurante cercano y saborearlas con la tranquilidad y confianza que su exquisitez reclama.
Fuente: Junta de Andalucía